viernes, 8 de noviembre de 2013

Escribir para el lector


Cuando nos enfrentamos al momento decisivo de tener que escribir un texto cualquiera -desde una tesis a una receta de cocina-, no se puede perder de vista quién será el lector de esas líneas que estoy armando. ¿En qué influye mi lector? Pues verás que son muchos los puntos que van a determinar tu texto final. 

    En principio, el vocabulario. Pensemos en un ejemplo: no es lo mismo escribir un texto publicitario para adolescentes (donde me puedo permitir ciertas licencias para tener más llegada), a escribir para un público de gente adulta, o escribir un texto académico que leerá un profesor que un apunte leído por un compañero. En este sentido, la elección de términos (uso o no de palabras específicas de una disciplina) desempeña un papel fundamental. 
     Otra cosa es el tono -o lo que en el campo específico se denomina registro-. Según el tipo textual (informe, publicidad, mensaje de texto) se escogerá entre un tono más o menos formal. Inclusive, un mismo tipo puede necesitar un registro distinto según el lector (e-mail a un amigo o a mi jefe): en este caso, el tono depende exclusivamente del vínculo entre los participantes de la comunicación. 
    Por último: no se escribe como se habla. No es lo mismo ir a quejarse personalmente a la empresa de gas porque facturaron mal, que tener que hacer la misma queja por escrito. Una palabra o frase que en la oralidad puede quedar hasta graciosa, en la escritura adquiere otro matiz, aunque el receptor sea el mismo. 
    Por ello, antes de comenzar a escribir, pensá en tus lectores posibles y dedica tus esfuerzos para que ellos puedan entenderte. 
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