miércoles, 25 de junio de 2014

La escritura creativa y la lectura anhelada

Todos sabemos que las ideas se materializan en palabras. Muchos de nosotros, tenemos como materia prima al lenguaje en todas sus dimensiones. 

Nuestras herramientas se acotan a un lápiz o un ordenador, y con ellos entre los dedos, armamos nuevas realidades, creamos conocimiento, vendemos, provocamos deseo, construimos y destruimos con y sin piedad también… Porque a diferencia de otras profesiones, el poder con el que contamos (todos incluidos) es ilimitado. Sin presumir de "superhéroes" –nada más lejos de ello –existe una raza de amasadores de palabras (si se me permite la analogía), que ansía formar parte de un selecto campo de poder: el de los escritores –entendido como aquel sujeto que dedica sus esfuerzos a la escritura creativa, consciente, original y algo (mucho) más también –. En este sentido, los concursos literarios vienen a ser como la lotería: la posibilidad está, que lo ganes, casi imposible. Un post aparte merece hablar de este tipo de concursos, pero lo cierto es que, quienes no escriben no se imaginan ni remotamente el trabajo que esta actividad exige: desde concentración, dominio de competencias específicas, conocimiento temático –por nombrar solo algunos pocos y no aburrir –. Si a esto, además se le suma que hablamos de escritura creativa, saltar la muralla China puede ser una buena comparación. Más allá de esta consideración, la intención aquí no es abrir un espacio de lamentos, todo lo contrario. Porque quienes escriben, necesitan ser leídos.
Por la profesión y otras deformaciones y vicios, he rondado los talleres de escritura y de lectura. He leído mucho y corregido bastante, he escrito poco y nada. He participado de concursos  (creo que fueron dos) con resultados esperables: nada. Sin embargo, como El corrector líquido es un espacio destinado al uso del lenguaje, principalmente a la lengua escrita, me siento en la obligación seudomoral de hacerme cargo de esta otra parte: la construcción de un texto ficcional.
Sin dilatar la cosa, la propuesta es que quienes deseen ser leídos por un lector experto, envíen sus textos, y desde el conocimiento (profesional, amateur, el gusto o la moda) nos leamos y construyamos ese lugar inaccesible para muchos de nosotros.
¿A dónde? Pueden enviar sus textos en PDF a elcorrectorliquido@gmail.com 
¿Cuánto? Como inicio, podemos pensar en relatos breves, que no superen los 1000 caracteres.
Luego de una primera revisión que asegure que no se trata de material ofensivo y que responde al objetivo de este espacio, la propuesta es que una vez por semana se publique en el blog El corrector líquido con nombre del autor. Quienes lo deseen podrán comentar acerca del texto que se publica a modo de “taller literario”. 
Aquí, un primer mojón. Próximamente, dedicaré unas líneas a este género tan atractivo como lo es la ficción hiperbreve.

El lector

No hizo más que leer, deseando ser escritor. Leer y leer y buscar lo nunca antes contado. Tuvo pilas de ideas que ahí mismo se amontonaron. Cuando aparecía una, iniciaba ese trágico camino a la decepción: ya estaba escrita.
Llegó un día en que no. Miró por allá, hurgó por aquí, rastreó y rastrilló.
Nada. Esa, no estaba.
Al tiempo que escribía, recortaba. Que este adjetivo sobra, que no tiene la fuerza que se necesita, que confunde al verbo, que la conjunción parte, rompe, estropea.
Finalmente, lo consiguió. Ocho líneas de perfección.
Cuando lo publicó, lo acusaron de plagio. 
C.V. 

  Nos leemos. (¿Nos leemos?)

4 comentarios:

  1. Evidentemente, no es tan fácil la cosa esa, la de ser escritor, ¿verdad? De todos modos, siempre es un placer escribir y ser leído, aunque sea, por unos pocos buenos amigos :-) Eso, solo eso, a uno le llena el alma.

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  2. Es verdad, Verónica. Incluso yo, que no me considero escritor -ese es un nivel que me supera-, he experimentado esa satisfacción de expresarte y saber que alguien te ha leído.
    Es como sentirse un poco menos solo.

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  3. Cecilia, escribes muy bien, es un placer leerte y tu idea muy interesante.
    ¡Mucha suerte!

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  4. Gracias. Como he leído por allí :), internet es un Aleph: un laberinto donde todos los días nos encontramos y nos perdemos, y hallar un lector de lo que uno escribe... pues vaya, a veces es difícil. Aunque sea uno cosecharemos! Solo hay que animarse. Saludos.

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